segunda-feira, 23 de abril de 2007

LAS TIZAS NO SE MANCHAN DE SANGRE…

Quienes se dispongan a leer estos párrafos sepan que me puse a hablar en vos alta… y quién tenga ganas, sería muy interesante discutir con muchas voces que hablen alto…



El primer día que llegue a Córdoba (después de estar seis meses en Brasil), el martes 27 de marzo me esperaban en la terminal mi mami y el Kike (su pareja). Para llegar desde la terminal a mi casa hay que atravesar el centro o barrio Nueva Córdoba, elegimos la segunda opción porque generalmente hay menos congestión de tráfico. En ese trayecto tuve mi primer impacto visual… Nueva Córdoba se convirtió (no se está convirtiendo, ya es!) en una acumulación de personas en posición vertical, sostenidas en su mayoría por el hermosos ladrillo visto (tijolo a vista). Donde el costo de las propiedades es absurdo, la calidad de vida es malísima: servicios de cloacas y electricidad saturados, departamentos donde una persona embarazada (grávida) o con sobrepeso no puede ingresar al baño, fabricaciones que parecen las paredes que el chapulín rompe en las escenas de peligro, contaminación sonora y del aire…

Además me encontré con el Buen Pastor destruido… y no es que me interese por un templo de monjas… pero tirar una edificación que es signo y símbolo de un tiempo histórico de nuestra ciudad para hacer Otro centro comercial!, a tan solo un par de cuadras de un shopping y del centro de la ciudad. Cuando esta ciudad tiene escuelas que se caen a pedazos, alumnos en la universidad tomando aulas sentados en el piso (chão), hospitales que precisan una inversión estructural, cuando los espacios culturales están reducidos a la elite, este maldito gobernador tiene como gran proyecto un lugar de consumo y alienación…



El siguiente choque fue más personal… y no es preocupante a nivel social. Solo son cosas mías. Con mi mamá y Kike llegamos al departamento, y aprovechamos para comer algo y empezar a encontrarnos. Después de tanto tiempo sin ver y escuchar a las personas el reencuentro para mi es un proceso lento. Me recuerda al chamamé, una danza en la que es preciso reconocer al otro y reconocerse uno mismo junto al otro, para llegar al abrazo.

Mi siguiente escala fue la clínica donde mi abuela (avó) estaba internada (esta muy bien ahora). Tomamos con mi mami el colectivo casi al frente de mi casa y bajamos en el centro. Un breve viaje. Desde que bajé del ómnibus tenía pocas cuadras para llegar a la clínica… en ese breve espacio de tiempo un barullo comenzó a perturbar mis oídos y a resonar de manera no musical en mi cabeza. Sí, al escuchar hablar a las personas en castellano, en cordobés por acá, una rara sensación creo que me hizo notar que estaba de vuelta. Me sentí hasta incomoda. Después de seis meses, había aprendido un poquito a pensar en portugués… y eso implica también sentir distinto… como escribió Galeano si las uvas están hechas de vino, nosotros somos de palabras.



De ahí en más las emociones de los encuentros y desencuentros. Abrazos fuertes, miradas extrañas de la emoción. Preguntas, silencios, largos silencios… Topar con cambios y entender que uno tiene que buscar un nuevo espacio… y volver a lugares y con personas con las que nada cambia, aunque nada sigue como estaba, hay una esencia y un hilo de energía - por suerte invisible - que conecta a las personas de manera inexplicable, me gusta llamarlo amor. Sí, el amor a los hermanos y hermanas de alma, a las amigas ya los amigos, a las compañeras y a los compañeros…



Después el clima, inundando a la gente de ese barro que hacemos cada vez que descuidamos nuestra casa. Las inundaciones de soja, de basura, de descuido, de las sierras quemadas que hacemos nosotros y nosotras, nos vuelve en una invasión de agua donde los que más pierden son los mismos de siempre. El de la casa de cartón y chapa (papelão), el que vive en una casita en los barrios bajos… Y esto no empezó en este verano, ni con la lluvia de la semana pasada. Pero nuestra memoria es breve… escapista y nos convertimos en existencialistas.



Los primeros días encendía la radio, me mareaba con las noticias y comentarios. Y optaba por colocar música que traje de mi viaje, sobre todo la que me dieron como regalo personitas que encontré en aquel recorrido. ( Rafa, tenho dois mp3 com á música das Festas de Galo Preto, adoro escutar essas canções)



Y después se acaban las excusas para huir (fugir). Y Carlos cae, y junto con él caen miles de esperanzas, decanta el sistema corrupto y podemos ver que la democracia que tenemos y hacemos esta muy lejos de ser lo que nos permita liberarnos. Nos levantamos y caminamos hacia la revolución o seguimos durmiendo en este letargo democrático que nos anestesia cada día más.



Carlos, junto a sus compañeras y compañeros docentes estaban reclamando un salario digno en un día donde la clase media y media alta argentina salía a las calles como escapando de sus prisiones. Irónicamente la mayoría tenía como destino otras cárceles con la misma lógica alienante de las que se huye, somos bichos que precisamos ir a lo seguro, a lo conocido aunque sea lo más dañino. Así vivimos.

La semana santa católica otra vez manchada de sangre, malditas costumbres católicas llenas de hipocresías, regalos de chocolate carísimos y poca reflexión metafísica.

Un miembro de la policía recibió la orden de reprimir, entonces apunto a la cabeza… Fue la de Carlos Fuentealba. Y si era la tuya cuando fuiste a reclamar por un mayor presupuesto universitario, por un boleto estudiantil, cuando estabas en un piquete reclamando dignidad, trabajo y pan, cuando saliste a pedir que EPEC no se privatice, la vez que caminaste siendo campesino o junto a ellos para pedir por nuestra tierra, el día en que dijiste que no a la Ley Federal de Educación, el día que pediste que Julio López apareciera con vida… Y me acuerdo de Darío Santillán, de Cabezas, de Agustín Tosco y Rodolfo Walsh, de Angelelli...

A la cabeza… se la reventó… un maldito cana que tiene antecedentes. Un tipo violento, sin control, que sale a la calle para establecer el orden y entonces mata a un docente, joven, muy joven, luchador por su situación laboral y la de sus compañeros y compañeras, pero él es un luchador de la educación que recibe también el hijo de este cana asesino.

A diez días de haber llegado, todavía estaba buscando entender las acciones del gobierno nacional con respecto a la decisión de entregar la ESMA y La Perla a las victimas de la peor dictadura militar argentina, a los protagonistas de la lucha por la recuperación de nuestra historia más reciente, a los hacedores de los procesos de enjuiciamiento de los asesinos, ladrones y represores. Pero también quienes tejen redes de un futuro nuevo, creadores de una utopía realizable mientras sus cimientos estén anclados en la verdad y la justicia, en el juicio y castigo a los responsables de nuestra insanidad.

A diez días… Carlos estaba muerto, y los docentes se vieron abrazados por los trabajadores y trabajadoras, por estudiantes, por ciudadanas y ciudadanos, por las comunidades aborígenes, por campesinas y campesinos. Salieron todos y todas a las calles, pero fue preciso (pareciera) que Carlos este muerto para que nos despertáramos. No nos basta nuestra cotidianeidad para notar que algo podemos empezar hacer, que la calle es nuestra mientras estamos vivos y no frente a la muerte. Que los derechos se defienden para los activos. Toda la Argentina se movilizó, las ciudades en las que los centros universitarios son mayores (Rosario, La Plata, Córdoba), se tiñeron de cierto aire joven que revitaliza las esperanzas. Pero Carlos esta muerto.

Año de elecciones en la Argentina, para gobierno nacional, pero también hay muchas elecciones provinciales y municipales. ¿Y ahora qué? Yo no sé nada. Pero es obvio que hay situaciones que nos están incomodando y mucho, es imposible que se sostengan las estructuras como están. Si no es hoy por nuestro actos, será más tarde que todo esto caerá, sobre nosotros tal vez. Sería mejor que pudiéramos empezara a hacernos cargo de esto, que nosotros decidamos tirar a la dictadura mercantil abajo, y que nosotros hagamos de nuestra casa nuestra obra.



No sé nada. No se por donde empezar, por lo menos no voy abandonar el pequeño rincón que la cultura popular parece abrir como portal.



LAS TIZAS NO SE MANCHAN DE SANGRE. HOY TODOS SOMOS CARLOS FUENTEALBA!